domingo, 1 de febrero de 2009

nuevas mañanas


Hicimos el amor durante varias horas en la decreciente luz vespertina del apartamento de Zimmer. Sin duda, fue una de las cosas más memorables que me han sucedido nunca y creo que al final estaba completamente transformado por la experiencia. No estoy hablando solamente de sexualidad ni de las permutaciones del deseo, sino de un espectacular derrumbe de muros interiores, de un terremoto en el corazón de mi soledad. Me había acostumbrado de tal modo a estar solo que no creí que algo semejante pudiera ocurrirme. Me había resignado a cierta clase de vida y luego, por razones totalmente oscuras para mí, aquella preciosa muchacha china había caído ante mí, descendiendo de otro mundo como un ángel. Hubiera sido imposible no enamorarse de ella, imposible no quedar arrebatado por el simple hecho de que ella estuviera allí.

Paul Auster, El Palacio de la luna

Bonnie "Prince" Billy - So everyone

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca las sombras de una fotografía, un texto blanco sobre fondo negro y una canción, habían cobrado un significado tan redondo; casi tanto como el círculo que empieza y se acaba.

preciosa intersección

(m)

Ve. dijo...

Ocho y medio y El ángel Simón fueron increíbles, casi me olvidé de respirar por seguir cada palabra que cantaba.