sábado, 24 de enero de 2009

knowing more and more about less and less


Kitty tenía un talento natural para hacer hablar a la gente y resultaba fácil charlar con ella, sentirse cómodo en su presencia. Como me había dicho alguna vez el tío Victor hacía mucho tiempo, una conversación es como tener un peloteo con alguien. Un buen compañero te tira la pelota directamente al guante, de modo que es casi imposible que se te escape; cuando es él quien recibe, coge todo lo que le lanzas, incluso los tiros más erráticos e incompetentes. Eso era lo que hacía Kitty. Me lanzaba la pelota derecha al hueco del guante y cuando yo se la devlovía, ella recogía todo lo que entrara, aunque fuese remotamente, en su área: saltando para agarrar pelotas que pasaban por encima de su cabeza, echándose ágilmente a derecha o izquierda, corriendo hacia adelante para no perder las que se quedaban cortas. Más aún, su habilidad era tal que seimpre me hacía sentir que yo había hecho esos malos lanzameintos a porpósito, como si mi única intención hubiera sido la de lograr que el juego fuera más divertido. Me hacía parecer mejor de lo que era y eso aumentaba mi confianza en mí mismo, lo cual a su vez me ayudaba a realizar tiros menos difíciles para ella. En otras palabras, empecé a hablarle a ella en lugar de a mí mismo, y el placer que eso me proporcionó fue mayor que ninguno que hubiera experimentado en mucho tiempo.


Paul Auster, El palacio de la luna

M. Ward - Never had nobody like you

viernes, 2 de enero de 2009

top 10 discos nacionales 2008


1. McEnroe - Mundo Marino

En un mundo perfecto la justicia poética no sería necesaria porque no existirían agravios que corregir en la vida ni en el arte, y el happy (y lacrimoso) ending de los bodrios hollywoodienses resultaría tan costumbrista como el pornotube en el historial de navegación de un adolescente. En un mundo perfecto el talento sería reconocido, su reconocimiento inapelable y, por supuesto, mi aliento olería a carne de perdiz. En un mundo perfecto bla, bla, bla y otros tantos condicionales, pero el mundo no es perfecto y aquí cada cual se consuela como puede: ya sea mediante pornotubes, melodramas cursis o listas de los mejores discos del año.

El problema viene cuando ni siquiera las listas de la prensa especializada reconocen el talento de estos chicos de Getxo, algunos ya talluditos, que nunca se ganarán la vida haciendo música, pero cuyo segundo disco ha hecho que algunas horas de la mía fuesen más soportables. Porque sumergirte en el mundo marino de McEnroe equivale a bucear por el océano de aguas turbias de Mark Kozelek añorando la luz recobrada por Will Oldham, porque sus melodías son tan sobrias como evocadoras y la walseriana voz de Ricardo (canta con la delicadeza y la humildad de quien disfruta en el anonimato) te balancea en slow motion por los lugares más intimos de la geografía emocional, porque sus textos destilan melancolía brut nature en versos tan exentos de cursilería como de cinismo ("me he convertido en un mineral / dentro de un museo al que nunca vas") y contienen destellos de ingenio surrealista dignos del mejor Chinarro ("y es que anoche al vomitarlo todo/ en la esquina donde te solía abrazar / una voz me preguntó al oído/ por qué doble mi vida al alemán) y porque, a fin de cuentas, sus canciones suponen un certero corte de mangas al tiempo (ese que se empeña en ponernos a prueba, sabiendo que no podemos ganar) en tardes de verano interminables en que el teléfono no suena y la abulia desborda el cenicero.

Sirva este número uno de justicia más prosaica que poética.

Otras vidas



2. Christina Rosenvinge - Tu Labio Superior

Cuarenta y cuatro candados le han hecho falta a esta señorita con rima tóxica para crear un álbum tan redondo como un globo terráqueo. Lo tiene todo y nada le sobra. Del pop naif y desenfadado de "Mi negro cinturón" a la bruma sonora de "Eclipse", pasando por la desazonada sencillez de "La distancia adecuada" o la furia rockera y hormonal de "Tres minutos", Tu labio superior es todo un decálogo del contraste y el matiz, que convierte el desengaño amoroso en un viaje imprevisible en el que los sentimientos se encuentran, los referentes se confunden, las posiciones se alteran, y las certezas se diluyen. Nadie como ella. Canción tentacular.



3. The New Raemon - A propósito de Garfunkel

O como reciclar los tópicos más rancios de la canción de autor sin hacer canción de autor. Porque sí, en A propósito de Garfunkel hay costumbrismo (goegráfico y sentimental), lamento lírico ("todos los clichés de una ruptura") y discurso generacional de treintañero en crisis, ingredientes que en boca de cualquier clon de Ismael Serrano sonarían sonrojantes y que aquí deslumbran a fuerza de ironía y sensibilidad pop. Cabe reprocharle cierta querencia épica en algunas melodiás (cuanto daño ha hecho Coldplay), pero su posible grandilocuencia queda desactivada por el ingenio juguetón de unos textos que, a modo de salsa china "del chino del oso panda", equilibran su sabor conciliando opuestos. En fin, "¿que sabré yo de cocinas?". Más y mejor información aquí.

Tú, Garfunkel


4. Nacho Vegas - El manifiesto desastre

Dice la Biblia (léase RDL) que Nachete ha perdido fuelle, que las letras de este disco no están a la altura de sus precedentes, que existe cierta sensación de déjà vu, que los personajes y su autor no guardan la distancia adecuada, que confunde humor con ligereza... Y yo, excepto en ésto último (la exquisita frivolidad de "Amor teórico" no la paso por ligereza), estoy más o menos de acuerdo con el juicio. Guárdeme Dios de apostatar. La cuestión es que a mí la merma de calidad me importa poco o nada cuando el producto de la resta contiene el fogonazo de lucidez meta-compsositiva de "detener el tiempo", el cocktail sentimental de elaboración matemática (nueve partes de escepticismo y una de esperanza) de "Dry Martini S.A", el autoretrato envenado de "Un desastre manifiesto", la vomitona de honestidad tan sobrecogedora como brutal del último tema y tantas otras canciones anodinas en su obra que muchos morirían o matarían por escribir. Será que visto el Crepúsculo que preside el olimpo de los Dioses, tal vez tenga razón Panero en aquello de que "el fracaso es la más resplandeciente victoria".

Dry Martini S.A.

Sr. Chinarro - Ronroneando

Como buen enemigo del buenismo Luque no rinde cuentas a nadie y, cohernete con el proceso de clarificación de su discurso y absorción de nuevos sonidos que emprendiera en "El fuego amigo", pierde complejos que no papeles, atreviéndose esta vez con la bossa-nova ("San Antonio"), el folk anglosajón más límpido ("El alfabeto morse") o la canción de tuna ("El teórico). El resultado: una nueva colección de canciones rebosantes de ingenio, lírica de trazo fino, misterio y pulsión autobiográfica trascendida que suenan como "Los ángeles" y te dejan suplicándole a "El Gran Poder" que, pese al lavado de cara, nunca llegue a explicarnos del todo de que nos habla Chinarro cuando nos habla de (des)amor.

La resistencia



6. Lucas 15 - Lucas 15: Nel campu nacen flores




7. Russian Red - I love your glasses: Just like a wall




8. Lidia Damunt - La isla de las bufandas: Aloes de 50 metros




9. Remate - Safe and sound: An eye in the forehead



10. GentleMusicMen - GentleMusicMen: Cry