domingo, 22 de febrero de 2009

tanto por aprender...


"Desde el punto de vista masculino, el hombre tiene que dar una gran libertad a su elemento femenino para que salgan en él los elementos de sensibilidad, de imaginación, que son propios de éste. Si no se produce el equilibrio del yin y del yan, no hay escritor posible. En Cervantes, que está justamente en las antípodas de Lope o Quevedo, existen signos de androginia, como en Lezama también. Yo soy un gran adorador del espíritu femenino. Creo que, en genral, los hombres somos demasiado simples. Sufrimos una falta de complejidad lamentable. El hombre sabe que la mujer es mucho más perceptiva que él. Se da cuenta, si vive en un mundo muy regido por ella, de que comprende mucho mejor las cosas".

José Ángel Valente

Antony and the Johnsons - For today I am a boy

miércoles, 11 de febrero de 2009

fraude


La paradoja de la fraudulencia consitía en que cuanto más tiempo y esfuerzo invertías en resultar impresionante o atractivo a los demás, menos impresionante o atractivo te sentías por dentro: eras un fraude. Y cuanto más fraude te sentías, más te esfrozabas en transmitir una imagen impresionante o agradable de ti mismo para que los demás no descubireran a la persona vacía y fraudulenta que realmente eras. Por lógica, lo normal sería pensar que en cuanto una persona supuestamente inteligente de diecinueve años fuera consciente de esta paradoja, dejaría de ser un fraude y se conformaría con ser él mismo (fuera lo que fuese) porque se daría cuenta de que ser un fraude era una regresión infinita y viciosa que al final solo conducía a estar asustado, solitario, alienado, etcétera. Pero esta era la otra paradoja, de orden superior, que ni siquiera tenía forma o nombre: yo no lo hacía, no podía hacerlo.

David Foster Wallace, "El neón de siempre" (Extinción)

Bright Eyes - False Adverstising

sábado, 7 de febrero de 2009

she knows there's no success like faliure


A Gance se le ha tachado de "fracasado" y más recientemente de"fracasado genial". [...] La cuestión que se plantea ahora es saber si se puede ser genial y un fracaso a la vez. Yo creo más bien que el fracaso es el talento. Tener éxito es fracasar. En fin, la tesis que quiero defender es: Abel Gance es un autor fracasado de películas fracasadas. Estoy convencido de que no hay ningún cineasta que no haya sacrificado algo: Renoir lo sacrificó todo (guión, diálogos, técnica) en beneficio de una mejor interpretación del actor, Hitchcock sacrifica la verosimilitud policíaca en aras de la situación elegida de antemano, Rosellini sacrifica los raccords de movimiento y de luz para una mayor frescura, o calor, ques lo mismo, de los intérpretes, Murnau, Hawks, Lang, sacrifican el realismo del cuadro y el ambiente, Nicholas Ray y Griffith la sobriedad.
Ahora bien, la película conseguida, según el ancestral equipo, es aquella en la que todos los elementos participan por igual de un todo que merece el adjetivo perfecto. Pero la perfección, el éxito, a mí me parecen abyectos, indecentes, inmorales y obscenos. Así considerado, la película más odiosa es sin duda la Kermesse heroica (1935), de Jaques Feyder, por todo lo que encierra de acabado, de audacias atenuadas, de razonable, de medido, de puertas entreabiertas, de caminos esbozados y sólo esbozados, todo lo que encierra de placentero y de perfecto. Todas las grandes películas de la historia del cine son películas "fracasadas".

François Truffaut, "Abel Gance, desorden y genio"

domingo, 1 de febrero de 2009

nuevas mañanas


Hicimos el amor durante varias horas en la decreciente luz vespertina del apartamento de Zimmer. Sin duda, fue una de las cosas más memorables que me han sucedido nunca y creo que al final estaba completamente transformado por la experiencia. No estoy hablando solamente de sexualidad ni de las permutaciones del deseo, sino de un espectacular derrumbe de muros interiores, de un terremoto en el corazón de mi soledad. Me había acostumbrado de tal modo a estar solo que no creí que algo semejante pudiera ocurrirme. Me había resignado a cierta clase de vida y luego, por razones totalmente oscuras para mí, aquella preciosa muchacha china había caído ante mí, descendiendo de otro mundo como un ángel. Hubiera sido imposible no enamorarse de ella, imposible no quedar arrebatado por el simple hecho de que ella estuviera allí.

Paul Auster, El Palacio de la luna

Bonnie "Prince" Billy - So everyone